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Todo
una institución en el fútbol modesto madrileño, 23 años ligado en estas
categorías… ¿Cómo llegas a ser futbolista o cuándo te das cuenta de que te
quieres dedicar a esto?
Sobre todo por mi padre que
también fue futbolista y desde muy pequeñito es lo que “he mamado”. Así que, prácticamente, desde que nací llevo dando patadas a un balón.
¿Qué
recuerdo tienes de tu primer partido en estas categorías?
Estaba en el Moscardó siendo
cadete con 15 años y debuté en tercera división en un partido contra el Parla.
Perdíamos 0-1 en el Román Valero, salí y
tuvimos la suerte que remontar y acabar ganando el partido por 2 a 1.
¿Por
qué hay jugadores que, teniendo condiciones, se quedan en el camino y otros,
sin embargo, con menos potencial terminan llegando?
La verdad es que es difícil
pero, es cierto, que hay futbolistas que hoy en día, como está el fútbol, teniendo menos condiciones, saben cuidarse, tienen amor propio, quieren
superarse... y llegan a ser profesionales.
Sin embargo, hay otros que
tienen talento pero no llegan por muchos motivos: porque no se sacrifican,
porque no se cuidan, porque no les gusta lo suficiente la profesión, porque no
saben renunciar a un fin de semana o a sus vacaciones para hacer una buena pretemporada...
Por ese tipo de cosas no llegan…
¿Qué
es para ti el fútbol modesto? ¿Qué te ha enseñado y qué te aporta actualmente?
El fútbol modesto ha
cambiado mucho. Antiguamente la tercera era mucho más profesional, creo que hoy
en día es mucho más fácil jugar en estas categorías, sobre todo, en tercera y
segunda B. Pero bueno es el día a día de la gente que se levanta a las 6 de la
mañana, que trabaja, que lucha por el fútbol, que, económicamente,
desgraciadamente, ya no pueden vivir de ello, pero es un sacrificio muy
importante.
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¿Cómo
convencerías a alguien que no haya asistido jamás un partido de estas categorías a que vaya al campo?
Es complicado. Cada vez hay
menos gente en los campos de la Comunidad de Madrid. Antiguamente en campos como
el Soto, el de Pinto, el Román Valero… eran campos que se llenaban y ahora,
según están las cosas económicamente, es muy difícil. Mucha culpa de ello, a lo
mejor, lo hemos tenido los entrenadores: creo que el fútbol de ahora es menos vistoso
y tiene menos calidad, aunque, en estos
2 últimos años, los entrenadores jóvenes
estamos intentado cambiar y realizar un fútbol más de ataque, más atractivo... En definitiva es la única manera de captar la atención de los espectadores y
aficionados.
¿Crees
que el fútbol modesto, la tercera división, tiene futuro, según lo conocemos hoy en día?
Yo lo veo complicado. Es una
categoría que a nadie le gusta, pero que es muy atractiva. En los filiales,
cuando salen los futbolistas del División de Honor, sus directores deportivos y
coordinadores del fútbol base los intentan pasar directamente a las segunda B,
saltándose la tercera. El Atlético de Madrid, el Real Madrid, que, por cierto,
ha eliminado su equipo de tercera, son equipos que al final se salvan en las últimas
jornadas, con lo cual se demuestra que no es una categoría tan fácil como se
puedan pensar.
¿Cuál
es el mejor momento que has vivido en un campo de fútbol modesto?
El play off con el San
Fernando, sobre todo, porque era el equipo más humilde y con menos presupuesto.
Creo que fue uno de los logros más difíciles de mi carrera. He jugado muchos
play off pero el de San Fernando lo recuerdo con mucho cariño porque, aparte de
haber un grupo, un vestuario extraordinario, fue el último partido para muchos
de ellos.
Subir a entrenar con el
primer equipo del Atlético de Madrid, con el Rayo… eso es muy bonito, eso es fútbol profesional,
pero no tiene nada que ver con lo que te decía antes.
¿A
qué has tenido que sacrificar por el fútbol?
A todo. He renunciado a
todo. No he vivido, ni he querido vivir otra cosa que no sea este deporte. He
renunciado a vacaciones con mis amigos, a relaciones con mis parejas en vacaciones...
Porque para mí era todo. Terminaba una temporada y ya estaba pensando en que se
iniciara la siguiente pretemporada e irme de concentración. Esto era y es lo
primero. No me arrepiento y no lo cambio por nada.
Miras
atrás, ¿Merece la pena todo lo que tuviste que renunciar por lo que has vivido
o logrado en este mundo?
Sí. Estoy muy contento y he
sido muy feliz, llevo desde que tengo 15 años ganando dinero con lo que yo he
querido y eso muy poca gente lo puede decir. Soy feliz: amo mi profesión y amo
mi trabajo.
¿Quién
es el jugador con el que te has enfrentado al que más has admirado?
Buff… Es que son muchos,
pero, por ejemplo, en mi cuerpo técnico tengo a Juanjo Granero que es uno de
los que más calidad tenía. No es por un tema de “amiguimos” pero Ángel Álvarez
que quizá tenía menos condiciones que otros futbolistas ha jugado un montón de
partidos en segunda B y esa es una de las virtudes muy buenas.
Pero vamos he coincidido con
futbolistas de primera división cuando entrenaba con el primer equipo y veías a
Schuster, a Donato… y eso es otro nivel…
¿Quién ha sido la persona que más te ha marcado tu carrera?
Mi padre. Soy
ahijado de Juan Gómez “Juanito”, mi padre y él eran íntimos amigos y siempre he
vivido el fútbol muy de cerca y mi padre ha sido el que me ha inculcado todo
esto.
¿Qué
es lo que más te cuesta o disgusta de tu figura de entrenador?
La figura del entrenador es
mucho más ingrata que cuando uno es futbolista.
Ahora te das cuenta de la falta de respeto que has podido tener con tus
propios entrenadores, cuando pensabas que tenías que
jugar, y no compartías la decisión que tomaba el entrenador...
Es
una profesión muy ingrata pero también es muy bonito sacar el máximo rendimiento
a una plantilla de 22 jugadores, inculcarles tu manera de jugar, la filosofía
de juego que tienes...Todo esto es un trabajo muy complicado. Encima no son futbolistas
profesionales, vienen de trabajar, se han levantado a las 6 de la mañana... Al final intentas hacerles ver que esto
es lo más bonito que existe. Pero es muy difícil porque somos mucha gente con caracteres
diferentes…
A nivel más profesional
supongo que será un poco más fácil pero intento ser justo. Y, sobre todo,
tratar al futbolista como a mí en algún momento no me han tratado y hacerlo
como a mí me hubiera gustado que lo hubieran hecho conmigo en otras.
¿Qué tiene un vestuario para enganchar tanto a los profesionales?
Lo único que les
intento convencer a mis futbolistas es la idea que tenemos de juego. Ellos
quieren sentirse profesionales en este fútbol modesto y nosotros en temas de
horarios, de entrenamientos, de puntualidad… En el trato hacia ellos intentamos sea los más profesionales que
podemos…
Al futbolista les tratamos como si fuera su trabajo, somos muy exigentes
y a ellos les gusta la idea. No podemos pelear contra otros clubes desde la
parte económica. Año tras año vamos mirando futbolistas y les intentamos
convencer y al final es como todo, el que juega estará más contento que el que no
lo hace. Pero yo intento ser lo más justo, me equivocaré pero seguro que no es
de mala fe.
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¿Qué crees que te queda por aprender en el mundo del fútbol?
Me queda todo
por aprender, muchísimo. Cada día aprendo: Todas las mañanas me levanto y me
voy a ver entrenamientos del Rayo, del Atlético
de Madrid, del Getafe, del Leganés… y se aprende de todos.
El reto es
intentar salvarnos cuanto antes y no sufrir tanto como el año pasado. Creo que
tengo un equipo joven, con mucha ilusión
y lo estamos haciendo bien… Lo primero es salvarnos y después, si logramos
meternos entre los 4 primeros y jugar el play off, sería una ilusión tremenda.
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